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Don fue al aeropuerto a recoger a su esposa Kathleen, que volvía de viaje. Sentía el mismo dolor en el pecho que había sentido el día anterior. Su esposa lo convenció para ir inmediatamente al hospital.
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Allí, Kathleen recibió la peor noticia de su vida. “Su marido está muriendo”, el médico le dijo, explicando que siete arterias que rodean el corazón colapsaron. Le pidió a Dios con todas sus fuerzas mientras que los cirujanos realizaban una operación sobre Don, que duró cerca de ocho horas.
Durante el procedimiento, Don tenía el corazón y ritmos cerebrales en cero. Milagrosamente, cuando los cirujanos comenzaron la reanimación con desfibrilador en su pecho, su corazón comenzó a latir y su actividad cerebral se reanudó.
Don fue enviado a la UCI, donde esperaba su recuperación. Kathleen fue allí donde conoció a un “médico japonés”, que se llevó los registros de Don y le dijo a su esposa que debía seguir sus instrucciones.
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Tan pronto como el médico salió de la habitación, entró una enfermera. Cuando la pareja preguntó por el nombre del médico, se sorprendieron por la respuesta de la enfermera. “No tenemos ningún médico japonés en este hospital. Nadie salió por la puerta”.
Kathleen y Don creen que el misterioso doctor era un ángel. Ellos siguieron sus instrucciones médicas, lo que condujo rápidamente a la recuperación y a salir del hospital.
Estando en casa dos días más tarde, Don estaba tumbado en el sofá cuando fue visitado de nuevo por un ángel. “Él estaba a mi lado. Era como un fuego de llama brillante”, describió al sitio God Reports.
“Empezó a alejarse de mí. Podía escuchar sus alas batiendo alas como de helicópteros. Se movió alrededor de la habitación estaba por encima de la habitación y salió por la ventana. Estaba petrificado”, continuó Don.
Dos días después de la experiencia con el ángel, una amiga de la iglesia se acercó a la pareja. “Hace dos noches, Dios me dijo que haga esto con usted”, dijo ella, entregando a Kathleen una pequeña caja de joyería.
En la tapa de la caja estaba escrito: “He enviado mi ángel delante de ti para mantenerlos en el camino que yo he preparado”. Don y Kathleen se dieron cuenta de que los ángeles que estaban en el hospital y en casa fueron enviados por Dios para traer sanidad.
Todavía sorprendido, Don dice que siempre estará agradecido a Dios por su recuperación milagrosa. “Cada día es un regalo. Ahora estoy dispuesto a hacer lo que Él quiere que haga”, dijo.
Fuente: Evangelio Noticias
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