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Los sismos que golpearon Ecuador y Japón la semana pasada no están relacionados, aseguran expertos, pero el aumento de la actividad sísmica hace temer un Megaterremoto en algún lugar del mundo, sobre todo en la costa sur del archipiélago nipón.
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Aunque en los últimos tiempos se han producido varios movimientos telúricos en diferentes lugares del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, éstos no están necesariamente vinculados, estiman expertos.
Sin embargo, se debe tomar en cuenta los recientes sismos ocurridos en Japón, un país en el que se produce el 20% de los terremotos más violentos en el mundo, para intentar evaluar la probabilidad de que se produzca un mega terremoto a lo largo de la costa sur del archipiélago (Nankai) y hasta Tokio.
Una catástrofe de este tipo podría provocar un enorme tsunami y matar a 320.000 personas en Japón, destruir 2,4 millones de hogares y desplazar a 9,5 millones de habitantes, según evaluaciones del gobierno japonés. Las autoridades niponas evalúan la probabilidad de un mega terremoto a entre 60 y 70% en los próximos 30 años (20% en la próxima década).
Los dos sismos ocurridos el jueves por la noche y en las primeras horas del sábado en la isla japonesa de Kyushu, seguidos de cientos de réplicas, dejaron 42 muertos y más de 1.000 heridos, 208 de ellos graves, según un último balance. Por su parte, el sismo de magnitud 7,8 que azotó Ecuador el sábado por la noche, dejó 272 muertos, más de 2.000 heridos y una estela de destrozos en la costa del país, según un último balance.
También, hay una falla geológica en lo profundo del vientre del planeta, cuyo nombre es: zona de subducción Cascadia.
Su descomunal tamaño y su potencial poder asombra a los expertos en terremotos, quienes dicen que podría causar el peor desastre natural en la historia de Norteamérica (si se quiebra por completo).
Esta fabricante de terremotos se encuentra en el fondo del océano Pacífico, donde el lecho del mar se encuentra con la placa tectónica Norteamericana. En total, se extiende 1126,54 kilómetros a lo largo del noroeste del Pacífico, desde la isla Vancouver de Columbia Británica a Washington, Oregon y hasta el cabo Mendocino del norte de California.
De hecho, “la Cascadia” ya ha hecho historia, al causar el terremoto más grande en la parte continental de Estados Unidos el 26 de enero de 1700. Fue entonces cuando la Cascadia desató uno de los más grande terremotos, el cual causó un tsunami tan grande que pasó arrasando a través del Pacífico y dañó pueblos costeros en Japón.
Ahora los científicos dicen que es cuestión de cuándo la falla de Cascadia golpeará otra vez.
Ese terremoto grande podría “golpear en cualquier momento”, e incluso hay un sitio web llamado Aftershock que le permite a los residentes de Oregón que introduzcan su dirección para recibir un informe personalizado sobre los riesgos sísmicos. Si la falla Cascadia produjera un terremoto de gran magnitud, el terremoto y el consiguiente tsunami podría matar a más de 11.000 personas y herir a más de 26.000, según un modelo de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
Cascadia es más temible que San Andrés
Todos conocen a la prima de Cascadia en California: la falla de San Andrés. Esta atrae todo el glamour terrorífico, incluso con una película este año: “Terremoto: la falla de San Andrés”, en la que se dramatiza un apocalipsis en la parte occidental de Estados Unidos.
La verdad es que la falla de San Andrés es un peso ligero comparado con la de Cascadia.
La de Cascadia puede provocar un terremoto muchas veces más fuerte… además de un tsunami.
“La falla de Cascadia puede provocar un terremoto casi 30 veces con más energía que la de San Andrés, y luego generar un tsunami al mismo tiempo, el que no puede ser generado por el movimiento de lado a lado de la de San Andrés”, dijo Chris Goldfinger, un profesor de geofísica en la Universidad Estatal de Oregón.
La falla de Cascadia es capaz de liberar un terremoto de una magnitud de 9.0… una impresionante demostración de fuerza de la Madre Naturaleza.
“Tendrás de tres a cinco minutos de sacudida, y si estás acostumbrado a terremotos en California, estos comúnmente duran de 15 a 30 segundos y, antes de que estés realmente seguro de lo que está pasando, este se acaba”, dice Goldfinger.
Uno de magnitud 9 será diferente.
“En este caso, tres minutos –y he estado en uno de 9 en Japón–, tres minutos es una eternidad. Este es un tiempo muy, muy largo”, dice Goldfinger. “Perderemos muchísimos puentes, perderemos nuestras carreteras, la costa probablemente estará cerrada por los puentes caídos o los derrumbes, o ambos”.
Podrías también leer esto ahora en caso de que alguna vez te veas atrapado en un desastre de ese tipo: los equipos de rescate se verán abrumados.
“Debido a que habrá daños en todas las calzadas, en las diferentes carreteras y diferentes infraestructuras, y que además será muy difícil desplazarse y evaluar qué está sucediendo y cómo podrías llegar a las personas y proveerles de algunos de los recursos que quizás necesiten”, dijo el comandante Richard Ouellette de la Patrulla Aérea Civil de la región del Pacífico.
Fuente: The Economist
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