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Dirigido por predicadores carismáticos y profetas autoproclamados, las iglesias africanas se están llenando de promesas de curaciones milagrosas, señales y maravillas.
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Pero en los últimos meses, los gobiernos de todo el continente están tratando de controlar a estas iglesias.
La experiencia de África con el cristianismo en su mayor parte ha sido positiva. Alrededor del 63 por ciento de los africanos se identifican como cristianos. Ellos han jugado un papel crítico en ayudar a mantener unidas a las comunidades y en la costura de un tejido social deshilachado.
Sin embargo, aunque tratando de no pisotear la libertad religiosa, los gobiernos están cada vez más frustrados con cuentos de clérigos que despluman a sus seguidores y se proponen una serie de nuevas medidas para proteger a los miembros de las iglesias confiados en los regímenes corruptos o inmorales.
Tome Kenia. Recientemente, un pastor de Nairobi prohibió a las mujeres usar ropa interior en la iglesia. El Rev. Njohi argumentó que las mujeres deben ser libres en el cuerpo y el espíritu para recibir a Jesús.
Otro predicador keniata, Victor Kanyari, pidió a los seguidores que le paguen a cambio de la limpieza de sus pecados. Como prueba de que fueron perdonados sus pecados, el pastor decía que el agua en una fuente “milagrosa” se colorearía de rojo después de haber orado. Más tarde, los líderes de la iglesia admitieron la adición de productos químicos al agua.
Sudáfrica, otro ejemplo
El año pasado, un pastor en Pretoria hizo desnudarse a miembros de su congregación y montó sobre sus espaldas mientras oraba por ellos. Otro pastor de Pretoria, Daniel Lesego, hizo que su congregación bebiera gasolina y comiera hierba. El Pastor Peniel Mnguni, al norte de Pretoria, superó a todos los anteriores, cuando declaró que una serpiente viva era una barra de chocolate y ordenó a la congregación que la comiera.
Los gobiernos están respondiendo con una serie de iniciativas:
En enero, Kenia dio a conocer una serie de normas destinadas a regular los grupos religiosos y prevenir la radicalización de la juventud por parte de grupos terroristas musulmanes.
Después de amargas protestas de los líderes de la iglesia, el fiscal general retiró las normas, incluyendo una que requería que todos los clérigos tuvieran títulos teológicas. Pero el presidente Uhuru Kenyatta afirmó que mantiene su intención de controlar a los predicadores inescrupulósos.
“Esos malos hombres y mujeres que usan el nombre de Dios y se aprovechan de los ciudadanos y de la lana ellos deben ser arrancados de raíz,” dijo Kenyatta en una reunión en la ciudad de Kisumu días después de retiradas las regulaciones.
Fuente: Charisma News
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