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La Iglesia Mundial del Poder de Dios fue condenada por el Tribunal de Justicia de Río de Grande del Sur a devolver el valor actualizado de una donación hecha por un fiel que esperaba ser sanado de cáncer. El caso ocurrió en 2013, cuando el hombre dejó el tratamiento médico y suspendió la medicación creyendo en la palabra de los pastores que había sido sanado.
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Sin embargo, según consta en el proceso, “Cuando verificó que su salud estaba extremadamente frágil, percibió haber sido engañado. Dijo que ‘el lavado cerebral’ fue tan grande que solamente volvió al tratamiento ante la presión del equipo médico y de sus familiares”.
Dijo que donó 7.000 reales de aquella época. Después de la desición del tribunal de la 9na Cámara Civil, el valor fue actualizado y recibirá cerca de 20.000 reales.
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Esa es ya una condena en segunda instancia, después de la Cámara Judicial de la Comarca de Nueva Petrópolis haber juzgado la acción improcedente. El juez Franklin de Oliveira Netto afirmó que las pruebas presentadas no “eliminaban la duda sobre la existencia de coacción moral o engaño en la transferencia de dinero para la iglesia”.
Como no fueron inscritas como testimonios en el proceso, fue cuestionada la validez de la acción penal. La defensa de la iglesia afirma que la donación fue hecha de forma libre y espontánea y niega que haya habido coacción.
Además, el juez Carlos Eduardo Richinitti alegó que “cuando la fe se mezcla con el dinero, como en la acción analizada, no se esta tratando apenas de una opción religiosa. Lo correcto es examinar el asunto como negocio jurídico y, en ese sentido, analizar las circunstancias que envuelven a cada caso”
Según el, el mercado de la fe es un gran negocio, y como tal debe ser visto, citando como ejemplo a la propia Iglesia Mundial del Poder de Dios.
“La pregunta que se impone es: quién, dentro de condiciones normales, recibiendo lo que recibe el autor, haría una donación, manifestando libremente su voluntad, de una valor de $ 7.000, que corresponde prácticamebte a 7 meses de su sueldo?” cuestionó. Clasificó la actuación de los pastores como “coacción moral” e, por tanto, invalida las donaciones.
Fuente: Veja Sao Paulo
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