¿La Imagen del Anticristo? Estados Unidos inaugura la “estatua de Fuego” en un Festival Ocultista
En los últimos años el festival del hombre en llamas -que desde sus inicios se ha asociado con el movimiento hippie y más recientemente con la música electrónica- ha dejado de parecerse al evento original que iniciaron en 1986 en una playa de San Francisco un grupo de amigos para celebrar el solsticio del verano boreal, quemando una figura de madera de un hombre de más de dos metros de altura.
El festival es definido por sus promotores como “un experimento en comunidad de autoexpresión y autosuficiencia radical”. Porque en la ciudad más exclusiva del mundo está prohibido el dinero. Y el trabajo en equipo. Y las computadoras o teléfonos móviles son inútiles, porque ni hay wifi ni cobertura. Y hay que sobrevivir con la comida que lleve cada uno, porque lo único que se vende en Black Rock City son hielos y café.
El evento nació en 1986 en una playa de San Francisco, California, gracias a Larry Harvey y Jerry James.
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Ellos fueron quienes decidieron celebrar el solsticio de verano quemando una figura de madera de un hombre de más de dos metros de altura.
A principios de los 90, el festival había crecido tanto que decidieron trasladarlo a Nevada, donde se llegan a juntar hasta 70.000 personas para disfrutar de un acontecimiento único.
Black Rock City recibe cada año a caras tan conocidas como Paris Hilton, Puff Daddy, Alexandra Von Furstenberg, Francesca Versace, David Rothschild o Tatiana Santo Domingo, entre otros. Especialmente molestos son los huéspedes que llegan desde Silicon Valley, como los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, o el creador de Facebook, Mark Zuckenberg. Curiosamente, fue “Burning Man” lo que inspiró al famoso buscador para crear sus “Doodles”, el primero de ellos inspirado en el hombre en llamas.
Uno de los momentos más representativos es la quema de la figura del hombre de madera que da nombre al festival, y que lejos de sus 2 metros originales alcanza ya los 13. Una celebración cargada de fuegos artificiales y explosiones que muchos no dudan en comparar con las Fallas valencianas. Se realiza siempre en la noche del sábado, entre los gritos, la música y la alegría.
Cuando la última brasa del hombre de madera se apaga, viene la parte difícil. “Burning man” tiene dos reglas básicas: una, llevar algo que regalar a los demás. La otra, no dejar ningún rastro de Black Rock City. Durante el festival, se montan diferentes construcciones de madera que se alternan con piezas luminosas e interactivas, entre las que circulan los Art Cars, vehículos disfrazados de dragones, barcos piratas, discotecas gigantes o tuneados siguiendo los diseños de la película “Mad Max”.
A pesar de que muchas personas concurren al festival de Burning Man con el fin de presentar diferentes obras de arte, y expresiones artísticas, otros miles van a realizar orgías, consumir nuevas drogas de diseño y pasar unos días de completo y absoluto libertinaje donde “todo vale”.
Esta suerte de rituales paganos, son mezclados con sacrificios y diferentes tipos de ceremonias en la cual se adora a los demonios.
Incluso la atracción principal se basa en el ritual en que todos se gozan y festejan en derredor de una estatua gigantezca de un hombre, que se encuentra completamente en llamas. Practica grotescamente ocultista si las hay.
Este festival es una muestra de la degradación de la humanidad y del libertinaje galopante que existe hoy en día.
Fuente: Charisma News