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Según los científicos, los restos son del siglo I d.C. y supuestamente habrían pertenecido a Juan el Bautista. Los restos, que fueron descubiertos entre las ruinas de una iglesia búlgara, incluyen seis huesos humanos: un hueso de la mano derecha, un diente, parte del cráneo, una costilla, un cúbito y un hueso del antebrazo.
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Conforme a las pruebas de ADN y de datación por radiocarbono revelaron que probablemente pertenecieron a un hombre de Oriente Medio que vivió durante el primer siglo después de Cristo, lo que encajaría con la historia de Juan el Bautista.
La Biblia afirma que Juan era el primo de Jesús, por lo que los científicos podrían tener entre sus manos ADN del propio Jesucristo, aunque demostrarlo es muy dificil o prácticamente imposible.
«El problema es que no tenemos pistas», afirma Thomas Higham, miembro del equipo y arqueólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido). «No contamos con ningún hueso que sepamos con seguridad que perteneció a Juan el Bautista o Jesús».
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De tal manera, el estudio no puede confirmar, ni descartar, que los restos hayan fueran de uno de ellos. «Es increíble que material del siglo I haya acabado en una iglesia de Bulgaria y siga ahí esperando la llegada de los arqueólogos», comenta Higham. «A veces pasan cosas así».
Los restos de Juan el Bautista, y lo que ocurrió con ellos, han sido objeto de múltiples especulaciones, pero lo que sí que se sabe es que en los siglos III y IV se dijo que se hallaban en varias iglesias con el fin de atraer a los crédulos, algo que solía suceder con los supuestos restos de personajes bíblicos.
«Creemos que la iglesia es del siglo V, lo que ya establece una edad mínima de los restos», afirma Higham. «Pensamos en su momento que los huesos eran del siglo IV o V, pero nos sorprendió corroborar que eran mucho más antiguos», añade el experto, cuyo trabajo fue en parte financiado por el Expeditions Council de National Geographic Society. (National Geographic News forma parte de National Geographic Society).
Sin embargo el análisis de los huesos no ha sido presentado todavía para su publicación en una revista especializada, pero los resultados han sido recogidos en el documental de National Geographic Head of John the Baptist («La cabeza de Juan el Bautista»).
Los restos fueron encontrados durante una excavación en la isla de Sveti Ivan (San Juan en búlgaro); estaban en un pequeño sarcófago de mármol enterrados bajo el altar de la iglesia.
Por el momento permanecerán en Bulgaria como propiedad de la Iglesia Ortodoxa Búlgara y están expuestos en Sofía, la capital.
Lamentablemente, toda la atención se ha centrado en el robo de una costilla y, según Higham, el obispo local ha publicado un edicto que declara que «el infierno y la condenación caerán sobre el ladrón y su familia y todo aquél que sepa sobre ello, incluso sobre la ciudad donde se robó».
Sorprendentemente, tres huesos de animales (de una oveja, una vaca y un caballo) también formaban parte del alijo. Los análisis revelaron que eran unos 400 años más antiguos que los restos humanos.
«Los huesos de los animales son los más grandes del grupo y pudieron haber sido puestos allí para generar volumen en lo que parece una colección de huesos muy pequeña», afirma Higham.
Los arqueólogos que descubrieron los huesos también encontraron una pequeña caja de ceniza volcánica endurecida en otra parte de la iglesia, que contiene una inscripción griega que menciona a Juan el Bautista y pide a Dios que ayude «a su sirviente Tomás». Una teoría es que ese «Tomás» llevó ahí la caja, que parece que provenía de Capadocia, lo que en la actualidad es Turquía. «Creemos que esa caja es la original en la que se llevaron los huesos a la isla», afirma Higham. «Cuando se construyó la nueva iglesia, pusieron los huesos en el sarcófago».
Pese a que los resultados sugieren que los huesos son de la época y el lugar de Juan el Bautista, el arqueólogo Andrew Millard afirma que hay grandes probabilidades que los científicos nunca podrán demostrar si los restos pertenecieron a un personaje bíblico. «No se sabe si son los restos de Juan el Bautista o de cualquier otra persona del siglo I», añade Millard, de la Universidad de Durham (Reino Unido), que no participó en el estudio. «La cuestión es si identificaron correctamente los restos de Juan el Bautista en el siglo IV. Pudieron haberse equivocado de tumba».
Fuente: Nat Geo
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