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Phil y Willie Jones, residentes en Las Vegas, Estados Unidos, fueron miembros de la Iglesia de la Cienciología durante unos 40 años.
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Allí se conocieron a principios de los años 70 siendo adolescentes, se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijos, Michael y Emily, a los que educaron en el seno de la Iglesia.
Todo cambió hace unos 5 años, cuando Phil y Willie decidieron dejar la institución y perdieron a sus hijos.
Desencanto gradual
“Mi esposa y yo estuvimos en la Iglesia por muchos años, crecimos en ese ambiente y nuestros hijos también”, le cuenta Phil Jones a BBC Mundo.
“Con el tiempo, nuestros hijos se unieron a la Sea Organization, el órgano religioso central de la Iglesia que exige un compromiso completo. Se firma un contrato por millones de años con 100 horas de trabajo a la semana por un salario muy bajo.
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“Es algo muy intenso, los miembros de este grupo viven en un lugar aparte, comen allí, no se les permite la comunicación con el exterior, no tienen tiempo libre. es un estilo de vida muy complicado”, explica.
El desencanto de los Jones con la Cienciología se materializó hace 5 ó 6 años, aunque ya llevaban tiempo distanciándose de la Iglesia.
Comenzaron a desconfiar cuando las demandas de dinero se hicieron más frecuentes y la lectura de un artículo que abordaba algunas de las cosas que también les hacían dudar a ellos terminó por convencerles de dejar la Iglesia.
“No dijimos nada durante un par de años porque sabíamos que, si hablábamos, perderíamos a nuestros hijos, pero fuimos descubiertos”, relata.
“De hecho fue mi hermana la que nos denunció a los líderes, ella también es cienciologista.
“De la noche a la mañana nos cortaron el contacto con nuestros hijos, perdimos unos 150 amigos, nuestros negocios. todo. Teníamos 60 y tantos años y tuvimos que empezar de nuevo, fue muy duro”, evoca
Valla publicitaria
Según Jones, cuando una persona abandona la Cienciología, no tiene la posibilidad de hablar sobre el tema con quienes se quedan.
“No puedes llamar a los chicos y decirles ‘hablemos de esto'”.
Tras años de intentar, sin éxito, hablar y ver a Michael y Emily, los Jones decidieron hacer algo que llamara la atención y llegara a más gente.
A través de una colecta de fondos en internet, recaudaron el dinero suficiente para alquilar el espacio de una valla publicitaria en Los Ángeles, California.
“A mi ser querido en la Iglesia de la Cienciología, llámame”, dice el cartel.
El mensaje está dirigido a todos aquellos que, siendo miembros de la Iglesia de la Cienciología, rompieron todo contacto con sus seres queridos por la vía de lo que se conoce como desconexión.
Qué es la desconexión
“Nuestro objetivo con este cartel es, primero, que alguien que lo vea se lo cuente a los chicos y nos llamen, pero también que se sepa que la desconexión es un método muy extendido”, precisa Jones.
La Iglesia de la Cienciología no niega que exista la desconexión y asegura que es un derecho.
En un comunicado enviado a BBC Mundo, una portavoz de la Iglesia expone:
“En la Cienciología, la desconexión es una decisión de no estar más conectado con un individuo que, pese a todos los intentos por resolver las diferencias y hacer que ponga fin a su actitud, expresa una continua y fuerte oposición a alguien y/o sus creencias.
“Cualquier sociedad o grupo que se preocupa por su gente respeta el derecho de una persona a cortar la comunicación con un individuo abusivo que, repetidamente, viola su confianza o amenaza su seguridad.
“Al desconectar de una persona así, los cienciologistas, al igual que los miembros de otras religiones o aquellos que están atrapados en relaciones abusivas, ejercen y respetan este derecho fundamental”, dice el mensaje.
Phil Jones rechaza este planteamiento y sostiene que desde dentro de la Iglesia se lava el cerebro de los miembros para que se vuelvan contra sus familiares que están fuera de la Cienciología.
“Hay mucha coerción, quieren que la gente de dentro odie a los que están fuera”, alega.
“Así que sí, es una decision personal, pero ejercen un control mental para luego poder decir que son ellos los que toman la decision de desconectar”.
Derecho a comunicarse y a no hacerlo
Es difícil establecer cifras de cuántas personas han optado por la desconexión de sus seres queridos.
No hay estadísticas oficiales aunque Phil Jones habla de cientos de casos; “si no miles”, insinúa.
No parece probable que la Iglesia se plantee eliminar esta práctica, pese a la presión del matrimonio Jones y las otras personas que los apoyan.
El propio fundador de la Cienciología, el escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard, lo dijo con claridad:
“No nos podemos permitir negarles a los cienciologístas la libertad básica que se le garantiza a todos los demás: el derecho a elegir con quién se comunican o con quién no se comunican”.
Métodos de control mental
¿Eran Phil y Willie Jones conscientes de todas estas enseñanzas durante su larga experiencia como miembros de la Iglesia?
“En parte sí”, dice Phil, “pero es algo muy pérfido porque empieza con unos ejercicios que son una suerte de hipnosis aunque tú no te des cuentas.
“Tienes implantado en tu cerebro que no mirarás en internet ni leerás noticias, y cuando alguien se va de la Iglesia, lo declaran ‘persona supresiva’.
“Aunque no vivas con ellos, te controlan mentalmente, estás condicionado para no pensar. Sabes que si haces algo mal, como leer la prensa o estar en contacto con exmiembros, puedes perderlo todo.
“Incluso si estás viviendo tu vida, eres muy cuidadoso con lo que haces, dices y piensas”, afirma.
Phil Jones confiesa que tanto él como su esposa se sienten mal por haber criado a sus hijos en la doctrina de la Iglesia.
“Nunca les dimos la oportunidad de ver otra parte de la vida, es lo que vieron al crecer, todo lo que conocieron”, lamenta.
“Sé que la Cienciología dice que estamos atacando su religión pero esto no tiene que ver con la filosofía, simplemente queremos tener a nuestros hijos de vuelta en nuestras vidas”.
Fuente: La Nación
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